Carta abierta a mi madre

¿Mamá, por qué no nací en Europa?
¿Por qué mi padre no fue Chaplin o Bob Marley o al menos Samper?
¿Por qué tenías que llamarme con el nombre más popular de toda América?
¿Por qué, Madre, tuve que hablar español?
Madre, ¿Por qué mis vacaciones nunca fueron en París?
¿Qué te costaba, Madre, haberme criado en un palacio, lleno de tapetes hechos de piel de tigre?
¿Era mucho pedir engendrarme con un hombre al cual pudiera con respeto llamar: Papá? Sentármele a la diestra, agarrarle la mano y, sin temor, decirle: -Tengo miedo Padre. Tengo miedo de no responder a los azares de la vida.
¿Madre, por qué no viajo de vez en cuando entre los siete mares y decido la estadía de mis noches entre un folleto de hoteles cinco estrellas?
¿Para qué, Madre, la vida tenía que negarme posibilidades y hacer de mí un bastardo de la realidad social?
¿Por qué, Mamita, no podíamos beber vino a la cena?
¿Por qué, cuando niño, tuve que compartir habitación con mi hermana? ¡Yo quería un palacio!
¿Por qué no nací en Europa, Madre?

Ahora que nos separamos, Madre, respiro y pienso, reflexiono y asimilo. De haber nacido en Europa sería hasta más retrasado de lo que soy. O tal vez sería reumático a mi poca edad. No sabría cómo hervir la leche, seguramente no tendría idea de amar.
Ahora, Madre, que tengo treinta años veo cómo es de fácil la infancia con una mujer como tú al lado, pero ahora, en este instante, no sé quién soy. ¿Lo sabes tú, Madre? ¿Me conoces ahora? ¿Me ves saltando y gritando “Quiero ser odontólogo”, como cuando era niño? Bien, llegó el momento de saberlo. Y voy por eso. Ya lo hice alguna vez. Sabes bien que de impulsos y de decisiones apresuradas soy. Hace rato crecí, Madre. Eso tú y yo ya lo sabemos. Ya nos separamos cuatro años, pero la lejanía me hizo volver a ti, a tus brazos. Necesitaba escuchar noche a noche: “Juanchito, me cierra la puerta” y mil frases tuyas, tenía necesidad de ti, siempre la tendré.

No tengo mucho tiempo, Madre, el acarreo se va sin mí, y yo sin ti. Pero, sobre todo, no tengo tiempo porque puede que me arrepienta de escribirte estas letras, la parte cobarde de tu hijo suele durar menos de lo que te demores leyéndolas.

“Tómense de la mano y caminen juntos hasta que la muerte les separe” debería ser la frase del sacerdote al bautizar. Pero este mundo tiene ciertas cosas en el orden incorrecto.

Llamaré cada noche, preguntaré si has cerrado bien las puertas, el gas, los grifos. Si estás con frío o te tomaste tus vitaminas. Lo juro. Te pensaré tanto que te hartarás de mí. Esta vez cumpliré mis promesas, seré justo con nuestros tiempos y preferiré darte besos que estar lejos de ti.
Me voy, miedoso, pero lleno de esperanza. Construiré un lugar para mí, para que lo compartas conmigo.
Me voy con la cabeza tranquila, serena, más que la primera vez porque esta vez, Madre, nadie me espera en el nuevo lugar y es sólo trabajo mío edificar mi paz.
Camino largo el que se avecina, pero ya verás que te haré la mujer más feliz del mundo. Sólo no te me vayas, no todavía, no hasta que pueda entregarte mi vida, como lo haces tú. Despídeme con un fuerte abrazo, de esos que tú siempre sabes dar cuando te emocionas y lloras por un rato. Abrázame tan fuerte que me duela el cuerpo y bésame en la mejilla tantas veces que no pueda lavarme tu pinta labios.

Qué regalo, Madre, el que la vida me dio. Porque de haber nacido en Europa no te hubiera conocido ni hubiera aprendido de la valentía que expides al hablar. No soy Europeo, soy tuyo y te amo colombianamente.

Madre, te adoro tanto que de sólo pensarte me baño en lágrimas el rostro.

Siempre tuyo,

Juan Manuel.

Comentarios

que lindoooo tarquiii, me llego al corazon sin ser tu madre jajajaja
Grande tu Expresion, es de seres especiales manifestar su AMOR al ser mas agradable Dios Pudo Regarlar MADRE. . .
ELIDA dijo…
ME gustó mucho tu relato. yo tambien siempre quise ser rica, vivir en una mansion. y tener una estancia, ja,ja, hoy sé que nunca voy a ser ricachona. pero, quien te dice que los sueños. se pueden transformar, cambiar por otros . ahora, mi ambicion es vivir. intensamente. hacer cosas, y compartir la vida con gente sensible. buena.

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