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Mostrando las entradas de julio, 2011

Carta abierta a mi madre

¿Mamá, por qué no nací en Europa? ¿Por qué mi padre no fue Chaplin o Bob Marley o al menos Samper? ¿Por qué tenías que llamarme con el nombre más popular de toda América? ¿Por qué, Madre, tuve que hablar español? Madre, ¿Por qué mis vacaciones nunca fueron en París? ¿Qué te costaba, Madre, haberme criado en un palacio, lleno de tapetes hechos de piel de tigre? ¿Era mucho pedir engendrarme con un hombre al cual pudiera con respeto llamar: Papá? Sentármele a la diestra, agarrarle la mano y, sin temor, decirle: -Tengo miedo Padre. Tengo miedo de no responder a los azares de la vida. ¿Madre, por qué no viajo de vez en cuando entre los siete mares y decido la estadía de mis noches entre un folleto de hoteles cinco estrellas? ¿Para qué, Madre, la vida tenía que negarme posibilidades y hacer de mí un bastardo de la realidad social? ¿Por qué, Mamita, no podíamos beber vino a la cena? ¿Por qué, cuando niño, tuve que compartir habitación con mi hermana? ¡Yo quería un palacio! ¿Por qué no nací en

Cordial invitación a la N A D A

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Escribí algo para ti en la melodía de la canción que suena una y otra vez. Escribí en el beso que me diste a la luz de la noche. El escrito se dibuja justo al lado de tu labio superior, ese mismo que se esconde entre colores rubios cuando sonríes. Sin una sola palabra, pero a pulso, escribí una pequeña huella en tu lengua. La noche sirve de espejo, una calle desolada (yo sé que nos ven, siempre hay alguien observando), un sonido nervioso esperando a ser exhalado. Un aliento completo que se desafora con el simple rose de las manos, de tus dedos y los míos. Desventurados quienes temen a una carrera llena de velocidad, quienes no ceden al riesgo de abalanzarse a la nada. ¿Y qué si no hay fondo? ¿Dónde vamos a caer? ¿Y si no es caer sino levantarse? Deja tu figura tendida en mi almohada, yo me encargo de no desdibujar las señales de tu cabeza, el resto de tu cuerpo lo tengo en el pecho y es lo que hace arder cada latido. Es esta fiebre la que calienta mi deseo de esperar, y cuando lle