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Mostrando las entradas de junio, 2010

Despacio que tengo prisa

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Estremezco mis dedos antes de digitar. Quizá el sonido de los huesos chocando aliviane este cansancio físico que hoy descansa en un sofá familiar. Pero estoy cansado, aturdido quizá. El hecho de pensar en la máxima extensión del caucho del amor y sus beneficios y sus contrariedades me hace terminar el día con un dolor en el pecho. Aquí, cerca del corazón duele escuchar cómo una mujer se aprovecha del amor del hombre que viaja desde tierras más que lejanas, sólo para verle y sentirle. Ella, diva como siempre, le recibe con dos frases: Quédate, pero yo me iré. ¿A dónde? Pregunta él. –A dormir con otro cuerpo que no es el tuyo- Él, se postra ante ella y de rodillas le pide que no lo deje, que piense bien las cosas, que él espera que duerma bien y que cuando el sol del siguiente día llegue la estará esperando en su cama [la de ella] sintiendo tanto como pueda. Todo en idioma extranjero. Mi confidente y yo, a la luz de un cigarrillo, nos preguntábamos por la existencia de s

De qué escribir esta noche.

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En mi ejercicio de emancipación de lo ajeno decidí entregarme a la escritura como forma perenne y propia para exorcizar demonios mentarles, recordativos, físicos, espirituales y todo aquello en deseo de ser borrado de mi camino (no el que viene, sino el que construyo desde hace casi 30 años) Encontrarme esta noche con esta práctica no me permite más que hacerlo desde las experiencias más cercanas, es decir, desde lo que está más cercano a la memoria ocasional.  Inquietudes sobre el papel del arte (cuestionamiento sin fin), la dignificación del oficio del actor, las estrategias pedagógicas y artísticas, los lazos tejidos de pita y pita y punta y punta con aquel (aquella) que nos encontramos a cada paso, mi conexión con el cosmos y los resultados que esto genera,   la educación satisfactoria en niños y niñas, la inexistencia de una persona, el otro lado de la moneda de una relación amorosa, la soledad que se vuelve amiga, lo benéfico del mundo virtual y lo absurdo de s

Mis botas y Yo

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He recorrido mi mundo entre un par de botas de obrero. Que normalmente construyen edificaciones, pero yo el Obrero Tarquino me estoy construyendo. Dos días, pocas horas y tantas cosas por no dejar pasar, o querer que pasen rápido. Sobre un individual naranja, una taza de café ya bebida.  El naranja: creatividad. El café: mejor aromática. Asistí una vez más a una cita con el séptimo arte. Una pequeña duda por la nacionalidad de la película. “Retratos en un mar de mentiras”. ¿Qué más violencia visual que mostrar muchos de los más bellos paisajes colombianos articulados con armas, muerte, sangre y gritos de personas culpables de su valentía? Me encontré con la que no está muy lejana de ser la mejor película colombiana hasta ahora. María Mulata, con su voz poco novedosa, pero con ritmos y vibratos tan orgánicos. No seré yo quien extienda una crítica de esta cinta. No es mi tarea y si lo fuera prefiero guardármela para mí. Ay, mi querido país. Ay, mis pocos votantes colombianos

Sonrisa de OJERA a OJERA

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Demasiado asociativo. Al final de los aplausos. Energía que genera movimiento que genera energía… El resultado del conocimiento del otro, por tantos y tantos años. Sin vendas. De la manera más afortunada. Comercial. Trabajo. Dinero. Crecer. No tuve ni la más mínima idea o un pensamiento similar. No se me atravesó por la cabeza este momento. Desde ese lado de la barrera [hace más de un mes] todo se veía gris. Pero qué bello es ver todo ahora de colores y corroborar que esa vaga idea de poco color sólo era el miedo disfrazado de soledad. He caminado sobre la necesidad de extrañar, sobre la impotencia de no poder besar, sobre la insignificancia de odiar. Tengo en la cabeza la imagen de haber cerrado mis ojos a mis 23 años, abrirlos y estar frente al espero mirando el calendario: darme cuenta que tengo 29 años y estoy tan solo en mi propia compañía. Hago una revisión de mi cuerpo (sigue igual, salvo que los pulmones funcionan menos, la piel más ajada), inhalo. Pero qué bien se siente enco