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Mostrando las entradas de febrero, 2011

Rezagos de un algo no elocuente.

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No quiero escribir, dice el corazón. Y esta alma mía no cree en la frivolidad, que cada vez se comporta repulsiva con mi recibimiento. Ya mi mente se cansa de disfrazarse en impresionismos. Mis manos se quejan abiertamente de ya no escribir para ojos alternos. No hay. Ódiame yo mismo, ódiame como sólo yo mismo puedo hacerlo. Y clamo al cielo perdón, pero las nubes no responden. Hoy no llovió. El cielo lloró a la par de mis ojos. Sin encontrar razón alguna sólo puedo tratar de hilar palabras y componer una musiquita. He vuelto a la tienda, pedí cigarrillos. La mujer que vende me ha mirado sorprendida como si supiera que algo pasa. ¿Tanto se me notará esta ausencia que entre vaivenes me despoja de mí mismo? No te quiero matar SUEÑO, matarte más veces de las que ya lo he hecho sin contar que tienes más vidas que un gato. Y aunque libre soy de cualquier sentimiento lo que duele es no ser prisionero. La soledad invade mi cama, ya ni me acobija. No tengo el valor para preguntarle por qué

Unread Letter to an Unseen Reader

Y tú figura extraña y rara. Tú que te vas sin haberte siquiera tocado. Tú que entre montañas respiras y caminas entre los muertos. Tú, sueño de almohadas no hechas. Estructura corpórea que ha excitado mis sentidos sin tan solo probar con mis manos el sabor de tu piel. Quiero creer en las palabras no dichas, Aquellas que se hacen materia en el NO LUGAR, Esas mismas que mis oídos añoran escuchar. Vuelve sin que te vayas y no te vayas porque no vas a volver. Y cómo le explico yo al sentimiento que pierda el impulso orgánico que se activó al leerte. Es mejor que corras lejos de mí, corre porque soy capaz de asfixiar con un beso tu presencia. Escapa, huye,  titila entre los buenos aires sin medir los 2.600 metros. Huyo, corro y vacilo en el pensamiento de lo que es, del miedo que produce el saber que estuve tan a punto. Esta vez el toro ha muerto, entre telones y máscaras, entre maquillajes y nuevos trajes que nunca usará. Hay un regalo para ti, aquí, en el centro de mi pecho, no es más