Unread Letter to an Unseen Reader

Y tú figura extraña y rara.
Tú que te vas sin haberte siquiera tocado.
Tú que entre montañas respiras y caminas entre los muertos.
Tú, sueño de almohadas no hechas.
Estructura corpórea que ha excitado mis sentidos sin tan solo probar con mis manos el sabor de tu piel.

Quiero creer en las palabras no dichas,
Aquellas que se hacen materia en el NO LUGAR,
Esas mismas que mis oídos añoran escuchar.
Vuelve sin que te vayas y no te vayas porque no vas a volver.

Y cómo le explico yo al sentimiento que pierda el impulso orgánico que se activó al leerte.
Es mejor que corras lejos de mí, corre porque soy capaz de asfixiar con un beso tu presencia.
Escapa, huye,  titila entre los buenos aires sin medir los 2.600 metros.
Huyo, corro y vacilo en el pensamiento de lo que es, del miedo que produce el saber que estuve tan a punto.

Esta vez el toro ha muerto, entre telones y máscaras, entre maquillajes y nuevos trajes que nunca usará.
Hay un regalo para ti, aquí, en el centro de mi pecho, no es más que la gana de AMARTE  hasta que la fe vuelva a irse. Tú, entre lo inhóspito de tu acento lo trajiste.

Cómo no confundirte entre cuerpos largos y estilizados, como no imaginarte… como no tenerte y poder sentirte tan cerca. Como si camináramos juntos por el terreno baldío.

Confieso que no había querido querer, la imposibilidad de la distancia y todo lo que la NO cercanía atrae seguramente hace más atractiva la situación.

Muero por tocar el piano con tus manos.
Escuchar el violín a través de tu oído.
Y bailar tanguillos con ese asincopado hablar.

Soy un maestro de la lúdica
Y es la lúdica infantil que palpita en tu pecho esta noche,
La misma que duele,
La misma que se sobresalta al no sentirme, lo sé.
Tu grande y gruesa boca me lo dicta, yo copio, escribo, leo y te veo.
¿Te veo?

Déjame que te toque con la punta de mis pestañas que aunque no largas sí se comportan acariciadoras de cuerpos.
Cat Power canta una vez más, la pobre debe estar cansada de mis intentos y desatinos.
¿Será bendición del universo o maldición de la mala suerte?
Yo no soy más que un ser humano negado a amar, pero llegas tú apenas pronuncio mi fatal discurso. Doblo las hojas donde he escrito las palabras de negación y me las trago sin derecho a bebida que apacigüe el trancón digestivo. 


No me escribas palabras de amor cuando no puedes leérmelas a viva voz. Porque no es a tu letra lo que quiero leer, es a tu cuerpo del que quiero aprender.

Es la injusticia del amor, Amor.
Es lo simétrico del tiempo que no nos acepta, porque somos orgánicos y él,  el tiempo, no sabe de formas ni contenidos.
Es la envidia del cielo que corroe las más altas nubes y hace llover en nosotros.

Solía amarme, quiero amarte en el silencio de tus movimientos, sin más ruido que tu respiración.

Comentarios

jenny sol dijo…
Una De Las Mejores Personas Que He Leído Sin Duda Has Sido Tu.

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