A una lectora prontamente NO ausente.
Estuve
leyendo cartas, viendo fotos de amores pasados, recordando momentos. Estuve
dando un vistazo a mi pasado y me descubrí tan otro, tan distinto a lo que hoy soy.
Me reconocí en ese tipo al que las ilusiones lo sobre poblaban, yo era ese que
salió de su país con la firme intención de probar cosas distintas, de conocer
otras caras, de alejarse de toda comodidad, de olvidar desamores acumulados. Yo
le pedí esto al universo, sin saberlo, y aquí estoy: implorando que termine o
mejor gritándole que ya aprendí, ya conocí, ya sé.
Estoy
cansado de que me pasen las malas cosas que uno siempre pensó que nunca le iban
a pasar. Y aunque parezcan una queja, estas letras lo único que intentan es
convertirse en clamor. No quiero volver atrás, estoy seguro de ser más humano
hoy. No hay momento más sincero para el ser humano que cuanto el dolor lo
acompaña; es entonces cuando la percepción del mundo cambia y con solo recordar
una palabra, se activa la melancolía. No tengo otra manera para vivir que no
sea con todo el cuerpo y como en todo el cuerpo te me metiste, en todo el cuerpo
me dueles.
Estuve encontrándote en mi pasado, llamándote a mi
presente y ubicándote eterna en mi futuro. ¿Qué misión estás cumpliendo? ¿A
quién cuidas? ¿De quién me cuidas? Me gusta imaginar que en esos días te
conociste con Marcel y le diste mis coordenadas y lo mandaste a mi camino para
que no estuviera solo. Él, yo siempre he estado contigo.
Te
alcanzarás a imaginar lo que he crecido en esta ausencia. Estoy seguro que te
haces hasta un plano de mis nuevas arrugas, de esos pliegues en el alma que me han salido desde que te perdí de
vista. He crecido mucho, he crecido lejos del egoísmo, he madurado a kilómetros
de la superficialidad. Algún día voy a crecer y seré un señor, pero por ahora
soy el niño que te busca con la obstinación característica de la infancia.
Nunca pensé que ocultar nudos en la
garganta fuera tan difícil y me descubro tranquilizando a la gente en lugar de
encontrar calma en ellos. Te buscan como yo, algunos con más respeto que otros,
pero te buscan.
No tengo
casa, pero eso no es de ahora. Desde aquella madrugada sin ti quedé sin techo.
No tengo
trabajo, pero desde que te fuiste ocupo mis días en labores de detective.
No tengo
dinero, pero nunca había tenido el alma tan llena.
Entre tanta
noche vacía, he encontrando la respuesta perfecta para la próxima persona que
se acerque a mi vida y me pregunte o me diga su opinión sobre lo que hago por
reencontrarnos. Estoy seguro de haberla planeado tan bien que muero por
escuchar de nuevo un “¡Juan, ¿y tus proyectos?! Ya para de buscarla”. Espero
ese momento con ansias y ruego porque llegue pronto para con firmeza mirarles a
la cara y entonar finamente ese “Si tú hubieras salido de tu país con tu ser
querido más querido (sin importar sexo, raza, especie, color o religión) y éste
se te hubiera perdido, ¿qué habrías hecho? ¿Habrías seguido adelante con tus
proyectos porque ‘la vida sigue’, porque ‘así lo quiso Dios’? ¿Te gustaría
acaso que alguien opinara, con impostada preocupación, sobre tu cruzada? ¿O
habrías soportado la desaparición espontánea de tus amigos, conocidos,
estudiantes, bailarines, compañeros de trabajo y todo tipo de apoyo que
represente cercanía a tus raíces? No, estoy seguro que no; estoy inmensamente
seguro que tú, en mi caso, ni siquiera habrías hecho la cuarta parte de lo que
yo. Así que es mejor que cierres la boca, te dejes de preocupar por mí, te ocupes
de ti y pongas tu opinión justo en la mierda”. Ay, me regocijo de sólo imaginar
responder esto.
Entre más
parezco hundido, más cerca me siento de la superficie. Es mágico todo esto. Sigo
asombrado de tanta ayuda que recibimos, y no quiero acostumbrarme porque la
capacidad de asombro siempre ha sido fiel amiga. Puedo hasta decirte que ya veo
la fiesta que armaremos todos los que te esperamos; lo tengo planeado: globos,
festejo, abrazos, donaciones para esos hogares de tránsito que tanta ayuda
necesitan, “Los Encuentraperros” que tanto planeamos (ya te contaré), y tantas
y tantas cosas que voy a hacer a tu regreso. Ese mismo que siento más cerca que
nunca porque esto no es un “por algo sería, si no aparece es porque hay que
dejar de buscar”, esto es una prueba para demostrarme que contra la
perseverancia nadie puede; absolutamente seguro de eso estoy.
A veces, en
los cortos espacios de silencio que me permite el celular, hago un recuento y
contrario a los demás no me asombro de lo que he hecho por recuperarte. No entiendo
muy bien a la gente que asegura que esto nunca había pasado, al menos no con tanta intensidad. No lo entiendo porque es que
por ti todo es poco. ¿Es que la gente no hace lo imposible posible cuando de
amar se trata? ¿o estoy en mi época más hippie donde el amor es mi religión?
Te extraño
cada día más, el desespero me susurra, pero yo hago oídos sordos. Yo
quería ganarle al tiempo. Quería hacer todo lo que más pudiera en menor tiempo
y con mayor calidad. Y lo hice, estoy seguro que lo hice. Mil personas me sugieren
ir a algún lugar o hablar con alguien y yo, la gran mayoría, ya lo he hecho;
señal de que he hecho las cosas bien. Pero hoy entiendo que esto no es una
carrera contra el tiempo; esto no es más que un ejercicio de paciencia. El
ejercicio de paciencia más doloroso de toda mi vida y acá estoy, asumiéndolo
con la templanza del cobarde que se creía valiente. Piaf, desde el primer
momento en que asumí tu extravío te prometí encontrarte y hacerte la perra más
feliz del mundo… no te voy a fallar, no te estoy fallando.
Te amo, vas
a volver pronto, vas a volver ya.
Siempre tuyo,
Tu humano.
Imagen de la promesa hecha en Diciembre de 2013
Comentarios
Ya casi! Los quiero. Ya compre el tequila :)
Hannibal's mum.
No bajes los brazos!
Te deseo junto a PiaF y MaRCeL la mejor ViDa!, que sea todo FeLiCiDaD!... Dios los acompaña y ayuda SiemPre!