De qué escribir esta noche.

En mi ejercicio de emancipación de lo ajeno decidí entregarme a la escritura como forma perenne y propia para exorcizar demonios mentarles, recordativos, físicos, espirituales y todo aquello en deseo de ser borrado de mi camino (no el que viene, sino el que construyo desde hace casi 30 años)

Encontrarme esta noche con esta práctica no me permite más que hacerlo desde las experiencias más cercanas, es decir, desde lo que está más cercano a la memoria ocasional. 

Inquietudes sobre el papel del arte (cuestionamiento sin fin), la dignificación del oficio del actor, las estrategias pedagógicas y artísticas, los lazos tejidos de pita y pita y punta y punta con aquel (aquella) que nos encontramos a cada paso, mi conexión con el cosmos y los resultados que esto genera,  la educación satisfactoria en niños y niñas, la inexistencia de una persona, el otro lado de la moneda de una relación amorosa, la soledad que se vuelve amiga, lo benéfico del mundo virtual y lo absurdo de su entretención, las ideas varias y superficiales y el reconocerse en el modus operandi del OTRO, la inmensa necesidad de creer que sí hay alguien que va a decir la verdad, que no paso por un momento de equívocos (ya no) y me reconozco como dueño de mi y de mis actos. Son algunas de las tantas y tantas ideas que se cruzan como por mi cabeza, como si esta fuera una autopista de mil carriles… sólo que esta vez sí hay un norte.

Tuve la experiencia de situarme dentro de un retrato de la sociedad colombiana inmersa en una bodega. Propósito: Rodar un comercial. Al principio pensé que se trataba de una excelente oportunidad y lo sigo creyendo: lo fue, pero no para el fin al que yo la había destinado. Pensaba en ubicarme aún más dentro del medio (propósitos económicos). “La vida no siempre entrega lo anhelado” [Maximiliano o de la enajenación]. Desde el momento (semanas antes) en que pedí un lugar para fumar y me dispuse a invadirlo con mi humo, me choqué con la presencia de OTRO. Entendí que esta vez se trataba de probarme, de saberme tranquilo y de hacer de mis palabras un manojo de acciones verídicas, no una mentira de la mente. El miedo invade hasta el más pequeño recoveco. Más de 72 horas frente a frente. Más de mil hondas auditivas con su voz, su risa, su (tus) mañas. Huele a ti y más que malestar o recuerdo todo eso dibujó una sonrisa en mi rostro. Porque me reconocí en OTRO ser, en OTRO cuerpo, en otros modismos, y entendí cuál es tu tarea en la vida: Ignorar amaneramientos, locuciones corporales, desatinos cerebrales… y luego de buen tiempo hacerte COMO SI nunca lo hubieras notado y juzgar. Ya sé –pensé- al que no le gusta el caldo, le dan dos tazas.  Seguramente también se muestra ante ti en disfraz de adolescente varonil. Pero ¿lo has visto correr? ¿Has reparado en su sonrisa de niña? O ¿Has visto cómo se toquetea con sus amigos? ¿Has visto cómo juegan a las reinas? Llegó el momento de aceptarlo: te gusta ese tipo de sensibilidades que corresponden a otro género, pero que no pertenecen al mismo y que no quiere parecer del otro (¡Uy!, qué complicado)
Finalmente, comprendí que como ese no es mi campo de acción, “no fui la ficha para tu rompecabezas”. Antes pedía justicia divina a gritos, pero ahora te compadezco inmensamente. (Miro al techo enmaderado y digo: Gracias por permitirme estar en una campaña publicitaria sólo para reconocerme y saberme tan capaz y tan orgulloso de mis actos. Y por darme cuenta que la mentira está en todas partes, en todas las personas que quieren SER algo. Yo, hago todo mi esfuerzo para seguir creyendo que sí se puede, a mí manera, pero se puede)

Tantas ideas al inicio y termino escribiendo ya no sobre ti, sino sobre mi alegría muy a pesar tuyo.
Decido trabajar en la dignificación de mi oficio, porque simplemente no estudié más de 5 años para ser tratado como imbécil, porque ya es suficiente con la mentira individual como para aguantar la colectiva. Y eso lo tenía muy claro, tan solo lo olvidé por un momento. Pero basta de reproches, agradecido estoy porque esto no volverá a pasar y antes de firmar un contrato… leeré la letra menuda. Y escucharé entre líneas las palabras de quienes se encargan del “talento humano”. Qué mierda es la desconfianza, pero ¿a qué acudir cuando más de uno la genera?

Luego de un ambiente sórdido lleno de seres ambiguos, de desvelos laborales, de maquillajes y vestuarios incómodos, de alimentación deliciosa y nutritiva, de conocer personas maravillosas  e intelectuales… despierto en mi cama, abrazado por el par de seres más hermosos, una madre que calienta mi café y me sonríe, una amiga que fuma un cigarrillo justo a mi derecha, una llamada femeninamente joven para adelantar acontecimientos más recientes, un guiño y un beso virtual los cuales son absolutamente C O R R E S P O N D I D O S, un reproche por recuperar mi amor de padre, tres obras teatrales por escribir, un guión cinematográfico por diseñar y ejecutar, una clase de danza que hace bailar mis sentidos, detalles institucionales ultimados  y la absoluta certeza de que la buena y mejor energía está conmigo.

[Algunos párrafos anteriores hacen referencia a la memoria de un ser que murió el 17 de Mayo del presente año, llevándose consigo todo recuerdo maravilloso. Dejando en el planeta tierra su cuerpo, su confusión mental y su incapacidad por aceptar errores]

Juan Manuel del año 2020, lamento no escribir para ti frases con estructura poética, esta noche sólo quiero que la recuerdes como un cuento en prosa, una sistematización… ¿Qué harás con esto ahora que lees y tienes 40 años?


 Cada vez que me muevo de mi eje, tú bajas del cielo y me ubicas justo en el centro. Justo donde debo estar” 
TRABAJO UNIPERSONAL.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

A una lectora prontamente NO ausente.

Me dio.

De cómo me rescató Marcel. (Versión breve).