8. 9. 10. ONCE


Calor
Viento
Sudor
S e q u í a

Ya viene el fin de los 365 días mas equitativos de este cuerpo que aún se mantiene en pie. Al parecer los vientos de frío alcance no han logrado congelar el magno proceder de este corazón mio, que aunque resfriado, desnuda su caparazón y sale a la intemperie con la sorpresa de ser y estar cubierto por brazos adolescentes. Que bien se siente una caricia dada desde el fuero interno y la lejanía. Una extraña sensación se aprovecha del tiempo sin uso, fallece en mi mente el recuerdo carnal de su satánica posesión. Se abre mi boca para dejar salir su nombre. Y cierra mi respiración jadeante las letras de su palabra: A S C O. Que alegrìa se siente en el ya no saber nada de su paradero. Ha perdido ubicaciòn en el mapa de mis intereses.

Debo acotar que la salvedad de esta temporada es a costa de un par de alegrías: mi rostro aparecerá en gran pantalla (uno des los propósitos de mi carrera) y el resurgimiento de mi labor. Existe una historia que se divide y no me arrepiento de haber fraccionado el 10. Aún tomo buenas decisiones o mejor, empecé a hacerlo. Porque quizá la vida le obliga a mi mente. Porque el querer prefiere salvarse. Porque la estabilidad mental tambalea al no saber qué y cómo.

He sembrado un par de margaritas
mi madre las riega para que crezcan amarillas como ellas solas

Te mando besos de tierra
para que siembres en tu prado mil abrazos tarquinescos.

No hay obligación en este escrito más que la que me impone la lluvia al compás de la melódica Feist en el calor del Puerto. La lluvia sobre coge mi arrullo porque quien lo hace se encuentra en tierras capitalinas, seguramente cocinando uno que otro pie de manzana u otra delicia que expiran sus manos. Arriesguémonos a vivirnos y si no funciona la calma de haberlo intentado sera nuestro aliciente. 

Yo te pienso (. . .)

Que venga el nuevo y nos depare alegrías y tristezas (de allí me alimentaré), que termine de desaparecer el demonio y que nazca la aventura de la felicidad y de la incertidumbre. Que vengan otros más que llenen de fuerza estos pocos, pero tonificados músculos. Que se llenen de aire estos colmados pulmones. Que se pacifique la guerra contra la obsesión. Que se cumpla cada recorrido planeado. Que reaparezca la fuerza que no alcanzó a abrazarme lo suficiente. Que me quede yo y que amanezca nuevamente a los 30. Que mis letras sean leídas por tus ojos pétreos. Que mis textos sean dichos por tu boca cortada. Que mis direcciones sean aptas para tus actuaciones. Que que que que...

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