La Noche Es Más Fiel Que Oscura

Odio escribir en mi mente y que cuando me dispongo a digitar se borren frases y palabras. Y esta vez me obligo a hacerlo porque tengo abandonada la escritura más que a mi propia sangre. Odio la lluvia y el efecto que produce en mí. Las tardes y noches lluviosas no son más que momentos desiertos. Odio caminar por la calle encharcada sin mis botas apropiadas. Odio no poder disfrutar de los pequeños lagos que se forman en los andenes. Odio el poco abrigo de mi ropa. Odio llegar a casa y no encontrar té caliente, quizá se deba a que odio el té caliente. Odio odiar tantas cosas y amar otras. Odio soñarte y tenerte presente en la imaginación. Odio recordar la diminuta estatura que aún me hace prevenir. Odio el roce de tu mano y el calor que expiras cuando afuera hace frío. Odio el juego que realizamos al mirarnos. Odio que llame entre borracheras a decirme que me quiere y que aún soy su Toro Barcino. Odio ser producto de circunstancias dadas al azar. 

Una vez descargados mis odios más recientes imagino mis pies recorriendo el terreno baldío en el cual caminaré algún día, en busca del único árbol que lo habite. Tengo todo tan desordenado, tan pocamente estructurado. Quiero tanto y tanto quiero que no estoy seguro de los alcances de mi vida. No estoy seguro del tiempo ni de mis ganas.

El presente se me impone entre viscosas atmósferas y aunque desagradecido, permanezco en él. Ya no voy y vuelvo en el columpio del recuerdo. Prueba superada. Hace poco fui testigo de un vestigio. Estaba a pocos metros de mi cuerpo. Agacho la cabeza, porque no soportó reconocerme. Su poco poblada cabellera dejó ver su ignorancia. Mediante sus palabras mudas pude saber que yo había hecho las cosas bien y que mi última conversación con su voz fue justa. ¿Me habrá visto más viejo? ¿O habrá pensado “Juan Tarquino” nunca envejecerá [al menos no su alma]?


No sé qué estoy esperando. ¿Qué oportunidad sí me sorprenderá? Estoy tan reacio a cautivarte. Tanto o más como lo está mi cuerpo frente al tema de engordar.

Suenan violines, pero no hay nadie para decirle que es mi instrumento favorito. Quiero que sea enero porque noviembre se hizo diciembre y en mi casa la navidad existe mucho antes de que el halloween desapareciera.

Mamá duerme. Dos horas antes me preguntaba por mi día de hoy y de su boca salió tu nombre. ¿Se me notará tanto este afán por sentirte? Quiera Dios que no. Al menos, frente al espejo yo mismo no me percato del cambio de forma que mi cuerpo toma cuando te me atraviesas por la mente. Soy actor, muy a pesar mío. ¿Actor o prostituto teatral? Cuestionamiento que entra en mi lista de indagaciones para resolver.

¿Hasta cuándo seguiré en este juego? Hace parte del listado. Tu actuar es extraño y más confundido no merezco estar. Ten cuidado porque hasta la misma brisa se puede cansar de ir detrás. Ve a la ducha y después a la juerga, que yo tomaré un taxi, veré a mi madre, reiré con su relato diario, fumaré un cigarrillo, aguantaré discursos de conquista que no provienen de tu boca, me pondré mis botas [para no pisar barro], lavaré mi boca para que ya no diga más tu nombre y finalmente dormiré pensando en mí. Así sea por obligación.

¡Ay, destino desatinado! Qué planeas para esta voz que se pierde entre el humo del tabaco. Cuál es tu plan de acción en este cuerpo que apenas alcanza a poner sus rodillas a la altura de su frente. Qué conjuras para este amor propio que sobre pasa los límites del ego y la autosatisfacción.

Ya es lunes. Otra noche para mí, otra noche fiel y leal. Ella, la noche, no me engaña y me obliga a encender luces para no tropezar, así conozca muy bien el lugar donde habita mi cuerpo. Es lunes, un día, otro día y otro, que me demuestran sin duda que la noche es mejor que tú, la noche es más fiel que oscura.


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Comentarios

Lau Barón dijo…
Intente forzar a mi mente a leer tus palabras como los sentimientos ajenos que son y no pude evitar sentirme identificada a medias.

Quisiera poder expresar algo parecido con tus maneras.

Lindo.

Te quiero tarqui :)

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