D O 2
“Debe escribir Juan, debe usted ser el más adelantado a su tiempo. Tiene que plasmar usted cada pensamiento, pues de ellos, en un futuro, se beneficiará. Debe usted empezar su escrito sobre el teatro del error. Necesita usted terminar la película. Gané usted la batalla contra el tiempo. Concéntrese en sus asuntos pedagógicos. Tenga la amabilidad de terminar de una vez por todas con los proyectos que no conocen el fin. Concentre atención en las probabilidades del quéhacer futuro. Instale en su cerebro la idea de que en poco tiempo su vida no será igual, pero entienda que tal cambio se logra con rigor. Tenga en cuenta que el tiempo pasa y usted, aunque su apariencia mienta, ya no tiene 20 años. Sea conciente de la cantidad de cosas que ha dejado de hacer por tener su pasión direccionada al lugar equivocado. Aprópiese usted de la experiencia ya vivida y no cometa los mismos errores. Aprehenda cada técnica y no se quede en la realización absurda. Suelte usted el manojo de desocupaciones que se le salen de las manos [Redundancia intencional]. Continúe usted el proceso de desaprendizaje que frenó desde que decidió aprender. Saque de su cabeza esa idea insulsa de volar de la mano de alguien. Peter Pan NO existe y la calabaza nunca llegará por usted, debe devolverse a pie. Es usted una criatura terca y obstinada y jamás (en “esos” casos) ha funcionado. De 7 vidas le quedan 3 y si cuenta mejor serían 4. Abandone la idea de aferrarse. Deténgase. Respírese. Repiénsese. Reconózcase. Inténtese. Consúltese. Edítese. Cúmplase y Renúnciese”.
Quiero un piano. Uno que otro instrumento para acariciar en la oscuridad. Querido Manuel Ayala, siento tanto que su vocación esté desapareciendo, quizá se trate del crecimiento del que es usted víctima. No piense como piensa en este momento. Ruego ante sus pies y me postro ante sus articulaciones para que no permita convertirse en uno más de los tantos que habitan este pálido mundo. Y de manera contestataria respondo su plegaría: No sea usted como los que viven gratuitamente, pero no pague con creces el hecho de respirar.
Es absurdo que el mundo se nos muestre desde el sueño imposible de ahondar en pesadillas.
Leo un poco entre líneas y pre-siento (sabe cómo es esto de la intuición) que es usted tan cobarde como yo. Parecemos el mismo ser humano. ¿Se imagina usted que el azar nos hubiera puesto juntos? Seríamos algo así como Manuel Juan Ayala Tarquino. Y nos comportaríamos tan bipolares. Seguramente lo que nos lleva a estar separados es la diferencia, usted tiene un ojo y yo un oído. La vista y lo auditivo no son buenos amigos. Como tampoco una rodilla tiene la facultad de olfatear el terreno donde vaya a caer. Permítame felicitarlo, me ha contado el viento que lleva en el pecho una que otra ilusión. Y aunque sé que le encantaría que fueran pasajeras, usted y yo sabemos que no lo serán. Porque usted busca ser víctima y el rol de victimario no va muy bien con su pelo. Termino mi escrito con un pequeño consejo: DÉJELE IR.
(Silencio acusador. Ríe con triste ironía sarcástica. Limpia sus ojos del barro producido por su ceguera. Suspira de gozo. Busca un billete de $1.000 en su bolsillo derecho, pero lo encuentra en el izquierdo. Mira hacia el cielo. Vomita)
. . .
Esto no debió nacer
No era el momento
¿Pero qué hacer cuando un texto
quiere escribirse solo?
Comentarios
de hecho es liberador... suciedad espontanea... acidez cronica... pero acidez necesaria... que tal si cada evento no tuviera algo de agrieras?... que aburrido todo sabor a fresa... Si, es liberador.. y lo mejor te deja en pie para continuar vomitando cuantas veces sea necesario...