A usted, querido (a) artista (o)
Ni la más ardua prueba podrá jamás definir qué es actuar. No sólo actuamos en escena y esto no es nada nuevo, y si lo es para usted querido (a) lector (a) debe usted revisar no solo sus referentes sino también su vago conocimiento.
¿Qué es arte? ¿Qué es la danza? ¿Quién dice qué sí y qué no? ¿Acaso no se trata de promover el propio movimiento en el sincopado, dulce, agrio e incandescente pulso de una secuencia musical?
Creerse artista acarrea un sinfín de responsabilidades por asumir; un ego o status por mantener, una careta para portar y, sobre todo, absurdo lenguaje y acento para lograr ese efecto bohemio que elimina todo conocimiento ajeno.
Yo, que no soy actor ni director ni dramaturgo ni bailarín y mucho menos profesor, hago las veces de incentivador de interés. A veces resulta, a veces no.
Propongo antiguas estrategias que desde mi lectura resultan agrestes para quienes observan desde la barrera del ser artista, pero para quienes aún descubren el mundo mediante sus sentidos resultan (a veces, repito) interesantes y me siguen, se me encadenan al caminar por senderos a conocer. Y crece tan solo ese afecto del que estoy hecho, enmarañado con la nostalgia de quienes se quedan en el camino inconstante de la inercia, o quizá del propio olvido.
No propongo nuevas metas que resalten la labor innata de quien ha estudiado sin ser aún certificado. Ese no es mi punto. Sólo intento descubrir ese efecto que hace que la risa de quien ve invada la sala del teatro, del auditorio, del salón de clases.
Salgo de responsabilidades de la manera más directa porque no es de mi importancia si la obra gusta, si el baile es artístico o no (responder pregunta sobre qué es arte) lo único en que inscribo mi inexistente teoría en instalar en él-ella-ellos-ellas esa simple manera de seguir el propio impulso y redescubrirse como ser creativo y espontáneo, para proponer una controversia, ese algo que haga que quien ve no salga tal y como entró. ¿Cabe esto en su concepción de arte?
Allí encuentro una fuerte contradicción: Nunca pude hacerlo. ¿Acaso uno no enseña lo que no sabe? Detalle que me convierte en impostor. No sé nada, nada sé.
Juicios de valor artísticos desde aquel que piensa que el arte, o mejor, la arte (porque no tiene) está basada en la propuesta bohemia y se niega a un movimiento de caderas o a concebir la obra en una sola ciudad, en un solo país.
Sólo debemos permitirnos a observar el mundo desde la simple perspectiva de la locura de los sentidos (no de los sentimientos porque perderíamos toda propiedad), percibir la propia existencia de lo que vemos, oímos, degustamos, tocamos, olemos...
Tenga usted el gusto de criticarme o no. Sólo no deje de hacerlo. Eso me obliga a callarle la boca con otra acción artística correctiva.
Sin embargo un abrazo.
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