How Far We’ve Come
Hoy te veo a los ojos… a través de una pantalla de acrílico, de una pared sintética… observo tu imagen pálida por el maquillaje que obliga a tu personaje a ser y a hacer. ¿Cuánto ha pasado? ¿Cuánto has pasado? Me dejo llevar por la nostalgia de una que otra nota musical de aquella canción que antaño estrujaba mi corazón.
Sí, todo es tiempo, tiempo todo es, es todo tiempo, es tiempo todo, todo, tiempo, es.
Ahí está, ¿la ves? Es mi mano que espera porque tú la tomes y camines junto a ella.
Jamás será negada una ayuda, nunca una prerrogativa será puesta en su lugar más recóndito.
Y aunque las falacias del licor nunca serán tu mejor compañía (ni la mía tampoco) pues cuando ese fracaso de noche pase… llámame, mi oído, como mi sentido más y menos desarrollado a la vez, te escuchará.
Aún tengo un viejo aparato que nos servirá de medio para comunicarnos… no te extraño, pero extraño estar bien con tu conciencia, con tu voz, con tu mentón, con tu cuchara…
Hoy por hoy la laboral rutina no ocupa mi pensamiento… y quiero invertirlo en mí, en otra persona, en lo que hago, en una que otra línea que aún no he escrito, en ti y en tu mundo que se desmorona, en la sonrisa de mi pequeño bebé que quiere irse siempre a su hogar con mamá, quiero vivir………………. Por y para mí.
Veo venir un cambio en esto que alguien llama mi vida, “quizá un viaje, una herencia”… hace poco fuiste testigo fiel del sueño hecho realidad, de la música en mi cuerpo, de la mirada macabra del ritmo… cada vez que reviso ese momento se dibuja una sonrisa, como queriendo quedarme allí, eternamente…
Sé que leerás con extrañeza y me odiarás porque piensas que has salido de mí. No es así. No has salido, queda muchote ti dentro de este metro ochenta, sólo que ahora es distinto, más distinto que ayer… y eso me alegra porque mi sufrimiento te es ajeno y no quiero que lo hagas propio… Ahora pienso ¿qué has hecho para hacerlo tuyo? ¿Aún estás ahí? O eres un enigma también para mí…
Prometí no parar de escribir…
Sí, todo es tiempo, tiempo todo es, es todo tiempo, es tiempo todo, todo, tiempo, es.
Ahí está, ¿la ves? Es mi mano que espera porque tú la tomes y camines junto a ella.
Jamás será negada una ayuda, nunca una prerrogativa será puesta en su lugar más recóndito.
Y aunque las falacias del licor nunca serán tu mejor compañía (ni la mía tampoco) pues cuando ese fracaso de noche pase… llámame, mi oído, como mi sentido más y menos desarrollado a la vez, te escuchará.
Aún tengo un viejo aparato que nos servirá de medio para comunicarnos… no te extraño, pero extraño estar bien con tu conciencia, con tu voz, con tu mentón, con tu cuchara…
Hoy por hoy la laboral rutina no ocupa mi pensamiento… y quiero invertirlo en mí, en otra persona, en lo que hago, en una que otra línea que aún no he escrito, en ti y en tu mundo que se desmorona, en la sonrisa de mi pequeño bebé que quiere irse siempre a su hogar con mamá, quiero vivir………………. Por y para mí.
Veo venir un cambio en esto que alguien llama mi vida, “quizá un viaje, una herencia”… hace poco fuiste testigo fiel del sueño hecho realidad, de la música en mi cuerpo, de la mirada macabra del ritmo… cada vez que reviso ese momento se dibuja una sonrisa, como queriendo quedarme allí, eternamente…
Sé que leerás con extrañeza y me odiarás porque piensas que has salido de mí. No es así. No has salido, queda muchote ti dentro de este metro ochenta, sólo que ahora es distinto, más distinto que ayer… y eso me alegra porque mi sufrimiento te es ajeno y no quiero que lo hagas propio… Ahora pienso ¿qué has hecho para hacerlo tuyo? ¿Aún estás ahí? O eres un enigma también para mí…
Prometí no parar de escribir…
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